miércoles, 11 de junio de 2008

last time we talked, mr. smith, you reduced me to tears...

Estoy bastante segura de que así es como funciona esto:

Te pasas años (AÑOS) caminando el mundo con la convicción de que encontrarás una puerta. En esta puerta estará escrito tu nombre, en un idioma que solo tú entenderás, y cuando lo pronuncies la puerta se abrirá y tú podrás entrar. La puerta, cumplido su propósito, se cerrará para no abrirse nunca más.

Nunca te preguntas qué mismo hay del otro lado de la maldita puerta, porque tu propósito es llegar hasta la puerta, no has visto más allá del umbral.

Lo jodido es llegar a la puta puerta y darte cuenta de que no puedes leer tu propio nombre porque ese idioma secreto es tan secreto que te quema la lengua. Y te pasas horas y horas golpeando la puerta, gritando, intentando descifrar el idioma secreto que fue hecho solo para ti. Y la puerta está ahí, sólida, incorruptible, impenetrable. Y le gritas a la puerta, en sánscrito, en koreano, en español, le gritas tu nombre, le gritas, hey, abre ahí, soy yo.

Y la puta puerta no te reconoce.

Al menos esa es mi experiencia.

Llegar a la puerta termina siendo siempre la parte más sencilla del viaje.

Y estoy comenzando a llegar a una conclusión.

Si realmente quieres pasar, debe haber otras maneras de entrar.

La próxima vez no pediré nada. Exigiré todo. No es, acaso, mi puerta?

La próxima vez no miraré de reojo a los chacales que me siguen en el camino, intentando rodearme(porque hay chacales, animales violentos y aves de rapiña, todos olemos sangre), esperando a que me de por vencida. Porque no me voy a dar por vencida. Eso, y porque mis dientes son igual de afilados, y yo también sé dónde está la yugular.

La próxima vez no usaré los métodos tradicionales. No me pintaré la boca, no alargaré mis pestañas, no vestiré con faldas de lino, no usaré tacones. No bailaré en silencio, ni cantaré en lenguas extrañas. No le diré mis secretos, no leerá mis libros, no sabrá mi nombre.

La próxima vez no mostraré quien soy, no me revelaré iletrada, estaré lista.

La próxima vez voy a ir con una ganzúa en mano.

No habrá puerta que resista.

(Escribo y sé que esto es mentira, ya me he revelado, ya sabe quien soy. Sabe como me veo cuando bailo, sabe lo mal que canto, conoce mis tacones. Sabe todo excepto como dejarme pasar. Aquí estoy. Déjame entrar.)

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